Orquesta Desvío abre sus tripas

Presentación pública de la Orquesta Desvío. Sábados 2 y 9 de agosto a las 20:00h.

La Orquesta Desvío, además de ser un ensamble de improvisación libre, es un experimento social en tiempo real, un dispositivo colectivo que investiga, colapsa, resiste y reinventa los modos de hacer, pensar y habitar el sonido. No hay directores, no hay jerarquías estables: hay una veintena de personas que, desde la horizontalidad, componen un organismo de movimiento mutante.

Acá la improvisación no es una técnica ni un estilo, sino un método vital. La orquesta se construye como un campo de tensión permanente entre expectativas contrastantes: entre quienes conciben la improvisación como diálogo, como escucha afín, y quienes la entienden como interrupción, como gesto radical que niega toda forma previa. Entre quienes exploran los lenguajes y gestos codificados de la música y quienes los rechazan de plano, desconfiando de toda armonía, de todo ritmo regular, de todo lo establecido y automatizado.

Esa tensión no se resuelve. Es, de hecho, el núcleo mismo del proyecto. La Orquesta Desvío funciona al borde: del caos, del exceso, de la fragmentación. Produce intensidad, información, divergencia. Se alimenta de su propia heterogeneidad: de trayectorias, saberes, instrumentos, tecnologías y opiniones que no buscan converger, sino coexistir. Es una máquina de disenso donde la crítica no es algo externo, sino el modo mismo de estar juntos. No hay consenso ni síntesis, sino fricción productiva, hay un mapa para construir y habitar criterios.

Improvisar, para esta orquesta, es improvisar las reglas mismas. Y ese proceso no se da sin conflicto. Se discute, se insiste, se interrumpe, se vuelve a empezar. Pero ese “estar al borde” no paraliza: al contrario, lo que emerge es un modo de relación, una práctica radical de presencia. No se trata de concretar la obra, la forma acabada, la trascendencia del producto. Se trata de sostener el vínculo, de afinar, también los cuerpos. Cada integrante encuentra su lugar, su pulso, su límite, en diálogo con los otros. Y desde ahí, tensa, práctica y arriesga –y, probablemente- falle y vuelva a empezar.

La orquesta produce espacio y escucha donde interiorizamos cualidades y propiedades: físico, sonoro, político y económico porque la coyuntura actual mundial nos exige un estado de situación constante y un devenir de preguntas sin respuesta a través de una traducción social de nuestro ambiente. Se inscribe en cheLA en el nodo TaPeTe como quien ocupa, como quien rehace un lugar desde la reiteración y la diferencia. Cada ensayo es una repoblación iterativa del espacio arquitectónico y su devenir acústico. Pero aquí la reincidencia no busca la perfección estética ni la destreza profesional. Todo lo contrario: cada gesto abre una nueva incertidumbre. Se resiste al espectáculo, a la expectativa de un posible arquetipo de público. No venimos a cumplir con nada. No sabemos cómo termina. Ni cuándo.

Tener pocas certezas es nuestra única estrategia. Seguridad, poca; la justa. Confianza, sí: en el colectivo, en la horizontalidad, en la potencia de no delegar la acción al saber acumulado. La inmanencia es nuestro suelo. El sonido no nos pertenece: ya estaba antes, seguirá después. Nosotros lo habitamos apenas por un instante, sin pretensión de fijarlo como obra. Pero en ese tránsito, en ese desvío, construimos un ecosistema.

¡Bienvenidos!

 

INTEGRANTES

Andres Medus, Eugenio Fernández, Fabiana Galante, Facundo Negri, Jazmín Di Giácomo, Jimena Belén Martín, Juan Marco Litrica, Leo Cullari, Luciano Peralta, Luis Conde, Manuel Ogara, Marcelo von Schultz, Marcos Pandolfi, Mariano Llere, Maxi Mas, Maximiliano Martiranía, Maximiliano Vaccarini, Omar Grandoso y Pablo Elinbaum.