En el centro de la tierra, en alguna capa geológica: un objeto ritual situado. Un hallazgo tecnopoético de las vidas de ayer.

Este objeto es un meteorito, fósil tecnológico, santuario y sarcófago, es una porción de lo que la humanidad quiso congelar o tirar. Al abrirlo encontramos una escena de la sociedad. Desenterramos los últimos gestos humanos ante la presencia de estos dispositivos e interpretamos una situación general de la vida.

He muerto mil veces. No moriré jamás.

Videoescultura instalativa sobre el descubrimiento arqueológico de los últimos gestos de la vida humana, cuyas piezas son dispositivos hoy obsoletos, rotos y olvidados.

ORS-1 fue realizado en cheLA entre octubre y diciembre por Lucía Escobar Wuler, Agostina Rodano (ambas estudiantes de Diseño de Imagen y Sonido en FADU/UBA) y Facundo Franzolini (estudiante de Artes Visuales en la UNA).